El antiguo concepto sagrado: Quetzacoatl (la serpiente emplumada) representa el alma densa, lo que sería para el occidental la síntesis entre materia y espíritu.
El hombre también debe equilibrar permanentemente estos dos principios pintando y vistiendo su apariencia corporal como el espíritu que es.
La superación está en el cuerpo que "florece", y la nueva luz que dará energía al Sol a través del corazón ofrendado.
Esta divinidad es simultáneamente el Cielo, la Tierra, el Sol, el Viento, que ponen a la materia en movimiento al impregnarla de espíritu.
Para los aztecas la forma de morir más apreciada es la de los guerreros águilas y los guerreros jaguar caídos durante el combate, pues éstos iban a la morada del Sol, aportando directamente energía a la energía. Lo mismo sucedía con las mujeres que morían durante el parto. Los primeros, después de cuatro años se convertían en colibríes; las segundas en mariposas.
De esta forma los antiguos americanos comprendieron la profunda conexión entre la vida y la muerte, como chispa energética que garantiza la continuidad y el ritmo cósmico. Y era en esta participación con la esencia de la vida que residía para ellos el sentido de estar en el mundo.
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