martes, 19 de julio de 2011

Discurso del Subcomandante Marcos

14 Octubre del 2007.
Autoridades tradicionales de la Tribu Yaqui en Vicam:
Líderes, representantes, delegados, autoridades de los pueblos originarios de América presentes en este Primer Encuentro de los Pueblos Indios de América:
Hombres y mujeres, niños y ancianos de la Tribu Yaqui:
Observadores y observadoras de México y el Mundo:
Trabajadoras y trabajadores de los medios de comunicación:
Hermanas y hermanos:

"Grandes son las palabras que se han escuchado en este encuentro.
Grandes son los corazones que parieron esas palabras.
El dolor de nuestros pueblos ha sido nombrado por quienes lo padecen desde hace 515 años:
El despojo y robo de la libertad y autonomía para decidir sus propias vidas, quehaceres y métodos,

Antes fueron los feudales conquistadores, ahora son los progresistas republicanos.

La explotación de cientos de miles de hombres, mujeres, niños y ancianos, reproduciendo los tiempos y métodos de las encomiendas y las grandes haciendas de la época en que las coronas de Europa se impusieron a sangre y fuego.

La represión con la que ejércitos, policías y paramilitares enfrentan los reclamos de justicia de nuestra gente, iguala a las empleadas por las tropas de los conquistadores para aniquilar poblaciones enteras.

Nos ha sido impuesta la lengua, el vestido, las creencias. En nuestra propia casa vienen a criticarnos nuestras costumbres, cantos y bailes, desvalorizan, ridiculizan y menosprecian nuestra cultura, deforman nuestra historia, de la misma forma que hace 500 años, cuando se discutía si éramos animales a quienes había que domesticar o fieras a quienes había que aniquilar; ellos se consideran superiores.

Las 4 ruedas del carruaje del dinero, rodando de nuevo sobre el camino hecho de la sangre y el dolor de los pueblos propios del continente. Como antes, como hace 515 años, como hace 200 años, como hace 100 años.

Diego Rivera:
Sin embargo, algo ha cambiado.

Nunca antes la destrucción había sido tanta y tan irremediable.

Nunca antes había sido tanta y tan incontrolable la brutalidad contra aguas, aire, tierras y gente.

Y nunca antes había sido tanta y tan grande la estupidez de los malos gobiernos que sufren nuestros países; porque ocurre que lo que están matando es la tierra, la naturaleza, el mundo.

Sin lógica de tiempo y lugar, catástrofes de temblores, sequías, huracanes, inundaciones, se empiezan a presentar en todo el planeta.

Y se dice que son catástrofes naturales, cuando en realidad han sido provocadas, con esmerada estupidez, por las grandes corporaciones multinacionales y los gobiernos que les sirven en nuestros países.

El frágil equilibrio de la naturaleza, que por millones de años ha permitido al mundo andar, está rompiéndose.

Y nada hacen los que se apoderaron del Poder, como no sea hacer declaraciones a los medios de comunicación y formar comisiones inútiles. Los falsos jefes, los malos gobiernos, son idiotas que celebran los eslabones de la cadena que los subyuga.

Recibir un préstamo, o una inversión de capital extranjero es un motivo de orgullo; alardean de ello.

Nuestros gobiernos actuales son los únicos, en toda la historia, que festejan su esclavitud, la agradecen y bendicen.

Y se dice que es democracia que el Comando de la Destrucción esté a disposición de partidos políticos y caudillos.

“Democracia Electoral” es como los mandones llaman a la lucha por acceder al negocio de vender la Madre, y llevar adelante la catástrofe mundial.

De parte de los políticos y gobernantes no hay esperanza alguna.

Ni para nuestros pueblos nativos ni para los campesinos ni para los obreros, ni para la naturaleza.

Para atizar esta avanzada de destrucción se valen de un argumento estratégico:
Se nos dice, se nos repite, se nos enseña, se nos impone el concepto de que esto es progreso y evolución.
La monarquía del lucro se presenta, así, como la culminación de los tiempos, el fin de la historia, la realización de la humanidad.

En escuelas, medios de comunicación, institutos de investigación, libros, la gran mentira reinterpreta historia (Hegel).

Con ese argumento también arrasaron con nuestro orden territorial y nuestro calendario.

En estas tierras, que llamaron “nuevo mundo”, ellos impusieron sus límites políticos.
Los 7 puntos cardinales de nuestros antepasados (el arriba, el abajo, el frente, el detrás, el un lado, el otro un lado, y el centro), fueron olvidados y en su lugar implantaron la geografía política con sus divisiones, fronteras, pasaportes, green cards, minuteman, la migra, los muros fronterizos.

Impusieron también su calendario, con sus estaciones inoportunas y sus festividades.

Y, entre ellas, celebran cada 12 de octubre el “día del descubrimiento de América”, cuando en realidad es la fecha del inicio de la guerra más larga de la historia de la humanidad, una guerra que dura ya 515 años y que tiene como objetivo de su parte, la conquista de nuestros territorios y el exterminio de nuestra sangre.
Junto a este profundo y extendido dolor, ha sido nombrada también la rebeldía de nuestra sangre, el orgullo de nuestra cultura, la experiencia en la resistencia, la sabiduría de nuestros más mayores, que mira hacia atrás y lejos.
La memoria ha sido el hilo invisible que une a nuestros pueblos, así como las montañas que corren a lo largo de todo el continente bordan estas tierras.
Lo que algunos llaman “sueño”, “utopía”, “imposible”, “buenos deseos”, “delirio”, “locura”, se escucha en las reuniones y parlamentos indígenas con otro tono, con otro destino.
Y hay un nombre para esto que hablamos y escuchamos en tantas lenguas, tiempos y modos.
Hay un deseo que viene desde el origen mismo de la humanidad, y que marca y define las luchas de los hombres y mujeres de todos los rincones del planeta.
Esta palabra es “poder ser nosotros mismos”.
Es lo que queremos como pueblos, naciones y tribus originarias: Que se nos respete como iguales, y que se reconozca y acepte la Verdad.
Y no hay ni vestigios de ese reconocimiento en humildad y con respeto cuando hay robo, despojo, abuso de nuestras personas y destrucción de nuestros territorios, de nuestra cultura, de nuestra gente.
Un mundo sin mandones, eso es lo que parece imposible de imaginar para la gente de hoy.
Como si la tierra hubiera tenido desde siempre quien impusiera su poder sobre ella y sobre quienes la trabajan; como si el mundo nunca pudiera estar cabal.
Son los pueblos originarios que miran su pasado, que guardan y cuidan su memoria, los que saben que es posible un mundo sin Dominador ni dominados, un mundo sin capital, un mundo mejor.
Porque cuando levantamos nuestro pasado, nuestra historia, nuestra memoria, como bandera, no pretendemos volver al ayer, sino construir un futuro digno, humano.
Falta mucho por hacer, por discutir, acordar, luchar.

En el calendario que empezamos a caminar, en la geografía que acordamos, una gigantesca subversión continúa.
Para sus modos y medios no hay manuales, libros de recetas, dirigentes de escritorio y academia.
Hay, en cambio, la experiencia de los pueblos originarios, pero ahora con el apoyo y la decisión de los trabajadores de la ciudad y el campo, de los jóvenes, de las personas de edad, de los niños y niñas; de todas y todos quienes saben que para el mundo no habrá otra oportunidad si los ambiciosos, codiciosos, vanidosos lo dominan.

La rebelión que sacude al continente no se calmará.
Entonces, cuando amaine el viento que seremos, el mundo no habrá terminado su largo caminar, y tendrá la oportunidad de hacerse con todas, con todos, un mañana donde quepamos todos los colores.
En ese tiempo del calendario que haremos, en ese lugar de la nueva geografía que levantaremos, la Luna cambiará la interrogación con la que nace y será de nuevo la sonrisa que anuncia el encuentro de la luz y la sombra."
Desde Vicam, Sonora, Mexico.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Octubre del 2007.

No hay comentarios:

Publicar un comentario